sábado, noviembre 29, 2008

Los Venados de Sagua La Grande

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CERVIDOS DE LA COSTA DE SABANEQUE
______Diario de Campo (1970-1985)

A mediados de Marzo de 1973, caminando con una pesada mochila y un rollo de soga, por si acaso aparecían nuevas cuevas, hicimos Julito Santarén y yo un extensísimo arco partiendo partiendo desde la Cantera hasta Caguaguas y pasando por Hoyo Colorado y la Loma de la Polaina, entre otros sitios del trayecto.

Llegamos a una zona que parecía un “paisaje marciano” donde se veían cientos de extraños agujeros en el piso rocoso y lascas o lajas que servían de techo a otros agujeros-túneles. Aquel curioso panorama nos devió hacia un bohío que veíamos hacia a nuestro Este, que era contrario a nuestra trayectoria de exploración, pues tuve la inquietud de al menos preguntar a los habitantes del lugar algo sobre tan raro pisaje.

Llegando al portal de la casita lo primero que me llamó la atención fue unas enormes cornamentas con muchas ramificaciones que adornaba una pared de la pequeña sala. Hablamos con una señora que atendía los quehaceres del hogar y ésta nos explicó que todo el pedazo rocoso que habíamos visto se llenaba de agua a mediados de año pues por todos esos huecos comenzaba a salir un río subterráneo atrapado en el subsuelo.

La explicación era interesante pero ahora me llamaba la atención aquellos enormes “tarros” que colgaban de la pared y cuando terminó su cautivante relato sobre las aguas subterráneas, le pregunté por el adorno de la sala y esta me señaló que se trataba de unos “tarros de venado” de un ejemplar adulto (muy viejo) que había capturado su esposo en esa zona. Yo me sentí muy complacido pues era el primer reporte que me daban “in situ” de la presencia de venado en los alrededores de Sagua; claro que también contábamos con cuentos de cazadores anteriores que los habían cazado en toda la región, y en toda la ciudad de Sagua había visto desde mi niñez las astas del venado detrás de las puertas a modo de colgador de sombreros, capas, sombrillas u otro objeto usado en la calle; pero nuestra pregunta era: ¿Existen las venados aún en nuestros tiempos?.

Me interesé muchísimo por aquellos cuernos y hasta traté de que la mujer me lo regalara explicándole la importancia que tenían para nuestros estudios y colecciones; pero ésta me explicó que su esposo era el dueño y que no estaba en casa, pero que además sabía que “por nada del mundo este regalaría su trofeo de caza”.


EL CUB DE CAZADORES DE SAGUA
Ver: Caza en Sagua La Grande)

En muchas converzaciones con personas que cazaron en los años cuarentas y cincuentas, estos me han señalado que los principales núcleos de poblaciones de estos cérvidos son hacia la costa norte en recovecos entre bosques y sabana. Un miembro de nuestro equipo (Guillermo Morales) que fue grumete recogedor en las partidas de caza de Don Arturo Cartaya, también fue testigo en varias ocasiones de la captura de venados a finales de los años cincuentas, por los terrenos costeros al Este del río Sagua.
También hemos visto muchos albumnes de fotos familiares en Sagua donde aparecen cazadores con sus rifles y el venado como presa, pues el Club de Cazadores de Sagua La Grande existió desde el 4 de Abril de 1918 cuando se reunieron en el Liceo los señores Eduardo Radelat Navarro, Rogelio S. Borrón Escalante y Antonio Josende Dieste ,entre otros, para discutir la conveniencia de tener un Club de Cazadores en Sagua (Ver más detalles en el capítulo de Las Aves). Este Club existió hasta 1959, fecha en que era su presidente el señor José Ramón Pérez. La continuación de esta caza mayor en los años sesentas ha estado a cargo de oficiales de la Fuerzas Armadas, de soviéticos y de militantes del partido que actualmente forman el nuevo Club de Cazadores.

Un campesino en El Júcaro, junto al río Sagua, me contó en 1976 que en su área ya se veían pocos venados debido a que los perros jíbaros estaban acabando con ellos y que también los militares hacían de las suyas por allí.

En el año 1974 por fín ví el primer ejemplar vivo acabado de capturar por un guajiro propietario de una finca en los alrededores de la granja “Armonía”. El ejemplar en sí creo que no tendría ni medio año de edad ya que aún exhibía las carácterísticas manchitas blancas propias de esa edad. El campesino explicaba al público curioso que la hembra madre aún correteaba con otro cachorro más. También nos explicó que lo había capturado hacia la costa, dato que coincidía con mis otros informes.

Pedazos de cornamente encontré muchos al continuar nuestra búsqueda en las áreas de poblaciones de venados. Los he encontrado ocasionalmente enganchados en ramas de pequeños bosquesillos en la sabana. Estos prefieren sitios cercanos a corrientes o depósitos de agua dulce, donde en ocasiones se les descubre incluso bañándose en grupos. En estas áreas es fácil encontrar sus tarros o astas entre las ramas de pequeños matorrales o entre la hojarasca del suelo si se buscan bien y se conocen sus detalles. Muchos afirman que estas cornamentas la mudan todos los años y que el número de puntas nos dice la edad del Venado, pero los estudios hasta el momento coinciden en que cada candil va naciendo después de cada muda hasta completar unos cinco, que es el límite; de ahí en adelante mantiene este número hasta que son muy viejos (unos 20 años) en que le pueden crecer puntas adicionales. A la hembra no le salen cornamentas.

Es más fácil verlos al oscurecer, que es cuando salen a alimentarse. Por el día se mantienen siempre muy cerca de los bosquecillos hacia donde corren con enormes saltos al menor ruido que hagamos. Actualmente conocemos una población detrás de Los Mogotes, así como grupos que se han reportado en la salina de Isabela y Estero de Ibarra.

Terminamos este capítulo pidiéndole una tregua a los cazadores del Territorio Sabaneque pues ya las poblaciones de cérvidos son muy reducidas en los alrededores de la Villa del Undoso y sospechamos que nuestros nietos ya no tendrán la oportunidad de admirar con sus propios ojos estas bellezas con las que nos deleitamos los viajeros del siglo XX.



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http://sabaneque.tripod.com/mamiferos_superiores.html
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Del libro de Pedro Suárez Tintín

miércoles, noviembre 26, 2008

Las aves y el hombre en Sagua La Grande

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notas de campo
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GRABACIONES DEL CANTO DE LAS AVES DEL MOGOTE

Hemos comenzado un archivo de audio en El Mogote (1982) donde tratamos de acumular todos los cantos posibles de las aves por medio de una grabadora común. El año anterior (1981) obtuvimos el sonido atronador que producen las miles de garzas que se posan por las tardes en los pinos del Charco La Palma.


LOS MUCHACHOS DEL BARRIO
(La cultura del tira-flechas)

Debo destacar que un medio muy importante para engrosar nuestra colección lo ha sido la valiosa colaboración de lo que he llamado “los muchachos del barrio” los cuales frecuentemente me visitan con algún que otro ejemplar capturado en el río o en campos de los alrededores. Todos están conscientes de que no me gustan sus cacerías descontroladas, pero intuyen a la vez que apareciéndose ante mí con algún ejemplar raro, yo los voy a atender dócilmente. El “tira-flechas” (que es una orquetilla de una rama, con ligas de goma de bicicleta) es su principal arma para emprender sus aventuras de cacerías y esto se ha convertido en un verdadero arte de la juventud que no cuenta con escopetas de aire o de pólvora, no con un club de cacería organizado. Las ideas surgen al azar y unos se las transmiten a otros; por ejemplo: existen tres tipos de proyectiles (según la importancia de la presa), 1-Las pequeñas piedrecillas que pueden ser irregulares o guijarros redondeados; 2-Las calderillas, que son trocitos de metales y en ocasiones tuercas y plomadas de pesca; y por último 3-Las bolas de cristal que se usan en los juegos caseros pero que por ser muy escasas solo se disparan a presas importantes con las que no se puede fallar. Esta “cultura del tira-flechas” está muy extendida entre la juventud actual y abarca las edades de 8 a 13 años, aunque a algunos mayores también se les vé con este funesto jueguito de entretenerse disparando a todo ser viviente con que se encuentren a su paso. A mi casa me han traído,”los muchachos del barrio”, tanto vertebrados como invertebrados, pero el mayor porciento de sus presas lo constituyen las aves y los reptiles.

EL SILVESTRISMO

Los cazadores no siempre lo hacen con flechas, también existe la cultura de la trampa sobre todos para aves canoras como tomeguines, negritos . El silvestrismo, por ejemplo, es el arte de buscar, encontrar, atrapar, criar y seleccionar las crías entrenándolas para competencias de cantos entre diferentes aves de jaula. Los silvestristas son más aceptados que los cazadores debido a su carácter conservacionista, aunque algunos biólogos tampoco aceptan el cautiverio de la aves. Mi vecino Eduardo Castillo es un reconocido silvestrista y colombófilo en Sagua La Grande y he podido ver en él un profundo amor y cariño hacia sus aves de canto y palomas mensajeras. Entre la intrincada red de materiales, métodos y técnicas de este viejo arte, hemos aprendido que, por ejemplo, se caza con jaulas especializadas de balances, también con métodos de redes, ligas etc. Se usa el “Reclamo” que es el ave que se usa para “reclamar” o atraer a otra ave que se pretende atrapar. El “Cimbel” que es una trampa con cordel que se tira cuando la presa se posa encima. Muchos silvestristas llegan a convertirse en verdaderos ornitólogos por sus conocimientos adquiridos tanto en conducta, fisiología y patologías de las aves como en taxonomía y distribución geográfica de las mismas. Precisamente gracias a la orientación de algunos de ellos hemos localizado a muchas aves dentro de nuestro Territorio de Sabaneque.

Existen competencias que se diferencian en su objetivo; así por ejemplo no es lo mismo la “Pelea de Negritos” a la “Pelea de Tomeguines”; en la primera gana el mejor cantante; en la segunda el mejor guerrero.


LA PELEA DE TOMEGUINES

Es muy antiguo en Sagua la pelea de Tomeguines del Pinar la cual consiste en “echar a fajar” a dos de estos pobres pajaritos en un gran jaulón construído especialmente para este fín que hace las veces de coliseo o ring deportivo. Los dos machos enfrentados van a luchar de forma brava por el territorio y por la hembra deseada tanto con sus uñas como con sus picos hasta que uno de los dos se rinde. Los resultados son dos cuerpos llenos de heridas a veces profundas y en ocasiones mortales. Los jóvenes dedicados a este torneo hacen crías con los tomeguines más aguerridos para así garantizar sus triunfos en futuros encuentros y para vender en mejor precio a sus descendientes atletas. Esta práctica nunca se ha combatido en nuestras escuelas y es parte del folclore e idiosincrasia natural de nuestra juventud.

LA PELEA DE NEGRITOS

La especie Melopyrrha nigra nigra es el pajarito que aquí llamamos “Negrito” que es uno de las llamadas “aves de jaula” que le ha tocado la mejor parte entre las famosas “peleas de pajaritos”. Hemos asistido a varios eventos de los llamados “Peleas de Negritos” en mi barrio, sí como en “La Gloria” y “Coco Solo”, pudiendo afirmar que se trata de un verdadero espectáculo musical que nada tiene de pelea física como en el caso de los Tomeguines. En este torneo los participantes juntan su jaula a la de el contrincante e inmediatamente se entabla una batalla de canto por el dominio territorial. La competencia consiste en ver cual de los dos negritos canta más hasta que uno de ellos “se enmoñe”. El torneo resulta interesante y melodioso durando algunos minutos hasta que uno de los dos se rinde por fín y deja de cantar levantando las plumitas de la cabeza en señal de sumisión. Ha ganado el mejor cantante y por tanto su dueño cobra la apuesta.

PELEAS DE GALLOS

Introducido. No son especies de la Isla, ni tampoco pretendemos incluirlas en el catálogo natural, pero le dedicamos un espacio para comentar una breve historia sobre su presencia en Sagua. Las más primitiva Valla se encontraba en épocas de la fundación en el patio de la casa de Don Francisco Martínez Sánchez en el área del actual Parque de la Independencia (casitas de Luz Caballero) donde radicaba el primitivo Mercado. En 1837, se encontraba en la esquina de Colón y P.Varela (donde hoy se encuentra el Bar de Pirulí), trasladándose el 15 de Enero de 1860 a la esquina N.E. de Martí y Céspedes, casa de Don Miguel Cavia con amplia luneta de cómodos asientos, algunos de pajilla y donde un año después se realizó el campeonato más grande de todo el siglo XIX con el objetivo de recaudar fondos en beneficio del Hospital cuya primera piedra se pondría el 29 de Diciembre de ese año 1861. La Valla regresó más tarde en manos del Trovador de los Campos de Cuba, Don Francisco Poveda, a la calle Padre Varela lugar donde se cierra Salvador Herrera. El Domingo 11 de Diciembre de 1887, Don Tomás Basail Serpa inagura nueva Valla al fondo de la Cárcel en la esquina de Solís y Carrillo y el dinero del torneo fue dedicado al Hospital. En el siglo XX es muy conocida la Valla en la esquina suroeste de la Calzada de Oña y Flor Crombet frente al patio de almacenes y talleres de los ferrocarriles que funcionó hasta 1959,originalmente de Américo Téstar. En la actualidad existen dos vallas clandestinas las cuales cambian de sitios constatemente, aunque en Cuba existen vallas oficiales para el visitante extranjero.

CLUB DE CAZADORES DE
SAGUA LA GRANDE

El Club de Cazadores de Sagua La Grande existió desde el 4 de Abril de 1918 cuando se reunieron en el Liceo los señores Eduardo Radelat Navarro, Rogelio S. Borrón Escalante y Antonio Josende Dieste, entre otros, para discutir la conveniencia de tener un Club de Cazadores en Sagua.
De tal iniciativa concluyó la aprobación del Gobernador Provincial y el 8 de Mayo de 1918 quedó así formada la directiva:
Presidente:Dr. Rafael L. Mariscal; Vice-Presidente: Lcdo Ricardo Fusté; Secretario-Contador: Eduardo Radelat Navarro; Vice-Secretario: Rogelio S. Borrón; Tesorero: Antonio Josende; Vice-Tesorero: Aniceto Menéndez; Vocales: Conrado Prieto, Gonzalo Peñaranda; Lcdo Lazcano Larrondo, José Antonio Maribona, J. L. Patten, y Manuel Ruiz.
El club instaló su campo de tiro en el Reparto Victoria en un terreno de 1 600 metros cuadrados con glorieta, equipado con máquinas para lanzar platos con galleria para rifles y pistolas.
Como todas las instituciones privadas en Cuba, existió hasta 1959, fecha en que era su presidente el señor José Ramón Pérez.
Extracto del libro de Pedro Suárez Tintín



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lunes, noviembre 24, 2008

Paseriformes de Sagua La Grande

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(Pitirres,Ruiseñores, Bijiritas, Tomeguines, Mayitos, Totíes, Golondrinas,etc)

Familia: Tyrannidae

PITIRRE (Tyrannus cubensis).Residente. Mide 25 centímetros. Es una especie en extinción que aún vive en los Mogotes de Jumagua y Loma Bonita cuando ya escacea en muchas regiones de Cuba. No hemos podido colectarlo pero hemos constatado su presencia en toda esta década (1970-1980) durante nuestras expediciones. El pequeño museo del Instituto Pre Universitario de Sagua posee un ejemplar disecado proveniente del río Undoso a su paso por las Lomas del Mamey en 1955.

PITIRRE ABEJERO (Tyrannus dominisencis dominisencis). Residente de Verano. Mide 23 centímetros. Se parece al cubano y es dificil clasificarlo con prismáticos; tiene un color gris oscuro como el cubano y blanco por debajo, aunque su pico es algo menor, cabeza más aplastada y sin las cejas amarillas del otro. Es curioso señalar que una gran población de estos pitirres se concentra en la “Loma del Mono” (o “Loma de las Abejas”) todos los años; este Mogote es el número 4 (de Izquierda a Derecha) y a lo largo de sus laderas Sur y Norte abundan los panales de abejas que contienen su principal alimento, lo cual nos dio la sospecha de que se trataba de este. En 1980 capturamos y disecamos varios de estos pajaritos lo cual reafirmó mis observaciones anteriores por medio de prismáticos.

PITIRRE GUATIBERE (Tyrannus caudifasciatus caudifasciatus).Endémica. Mide 23 centímetros. Se parece mucho a las dos especies anteriores y solo podemos identificarlos en mano o con pequeños datos para prismáticos. Vive a lo largo del río Sagua La Grande y en los Mogotes de Jumagua, además los encontramos en las costas y cayos de Sabaneque y hemos colectado 3 individuos los cuales he disecado para las vitrinas del Museo del Mar de Cayo Conuco.

BOBITO GRANDE (Myiarchus stolidus sagrae). Residente. Mide 20 centímetros. Es de un color pardo oliváceo por arriba y de un gris claro por debajo que deriva en amarillo hacia el vientre; tiene una pequeña y alargada cresta en la cabeza. Habita en la ciénaga de los Mogotes de Jumagua y la ladera Este del río Sagua a la altura del Júcaro y El Dorado. Frecuente verlos en todos los cayos de sabaneque.

BOBITO CHICO (Contopus caribaeus caribaeus). Endémico. Mide 16 centímetros. Le decimos comunmente “Pitibobo” y es común en muchas arboledas del río Sagua La Grande. Vive detrás de los Mogotes de Jumagua, los pinos de Uvero (1974), Laguna Caimán, Laguna de las Avispas y Sierra Morena.


Familia: Hirundinidae

GOLONDRINA DE CUEVA (Pterochelidon fulva). Residente de Verano. Otro fenómeno curioso lo comentamos más detallado en el capítulo dedicado a los quirópteros cuando alrededor de las 6:00 P.M. comienzan a arribar a las cuevas de El Mogote millares de golondrinas que después de sus actividades diurnas regresan a sus nidos cavernícolas; en oposición a estas avalanchas de hirundínicos, millares de murciélagos han escogido la misma hora para salir de su reposo diurno de las cavernas y dedicarse a la casa nocturna,trayendo como consecuencia una confusión entre ambas masas de vuelos opuestos; las golondrinas entran y los murciélagos salen, una especie de “relevo en el turno laboral” entre aves y mamíferos digno de ser observado. Todas las cuevas de los Mogotes de Jumagua (excepto Cueva de la Jutía) están repletas de golondrinas en el verano, preferentemente la “Cueva del Murciélago” donde el bullicio de sus chillídos es ensordecedor. Orlando Garrido las reportó visualmente en Cueva del Agua y unos años después (1971) lo ratificamos con la colecta de una pareja (Macho: Cueva del Agua y Hembra: Cueva del Murciélago).

Familia: Mimidae

SINSONTE (Mimus polyglottos orpheus). Residente. Mide 25 centímetros. No necesita descripción este cantor de nuestros campos y patios sagüeros. Carmelitoso grisáceo por arriba y blanco por debajo. Abunda en los Mogotes de Jumagua, Lomas del Mamey, Malpáez, Corazón de Jesús, Monte Ramonal, Monte Uvero y El Purio. Vive también en Cayo Esquivel, Cayo Cristo, Cayo Fragoso, Francés y Santa María.

SINSONTE PRIETO (Mimus gundlachii gundlachii). Residente. Mide 28 centímetros. Gran sinsonte también llamado “Carbonero” de un color gris pardusco y muy parecido al sinsonte que conocemos pero algo más desarrollado y oscuro. Vive al norte de Jumagua; lo hemos identificado en tres ocasiones en Monte Uvero donde creemos ha escogido su sitio favorito en de todo el Territorio Sabaneque, y también anida en Cayo Cristo, Cayo Esquivel, Cayo Piedra, Blanquizal y Tío Pepe y Lanzanillo.

ZORZAL (Dumetella carolinensis). Residente de Invierno. Mide 23 centímetros. Le dicen comunmente “Zorzal Gato” a este pajarito muy parecido al sinsonte pero que los muchachos identifican por su “fondillo colorao” y su “capucha negra”. Habita en las ciénagas de los Mogotes de Jumagua y lo hemos visto en dos ocasiones en las Lomas del Mamey. Recientemente (1985) un muchacho del barrio mató uno bastante grande en el Charco La Palma, río Sagua La Grande que tiene tonalidades algo distintas pero que sin dudas corresponde a Dumetella carolinensis.

Familia: Turdidae

TORDOS: Los tordos del género Catharus visitan nuestra región pero no hemos podido identificarlos a nivel de especie, al vuelo y la distancia. Esperamos que nuestros jóvenes naturalistas hagan este trabajo si acaso nosotros no lo completamos.

Familia: Vireonidae

JUAN CHIVI (Vireo gundlachii gundlachii). Endémico. Mide 14 centímetros. Pequeño pajarito cubano que todos los caminantes de los campos sagüeros encontramos frecuentemente mirándonos con sus grandes “Ojones”. El nombre común proviene de su canto el cual repite la frase: “Juan-chiví” pero algunos también le llaman “Ojón” debido a su graciosa mirada cuando se sienten sorprendidos por nosotros. Sus alas son cortas y redondeadas. Su color verde olivado por arriba y amarillo por debajo. Sus ojos son pardos verdosos sin las cejas blancas del olivaceus y el Bienteveo. Vive en los Mogotes de Jumagua. Lo hemos observado en la Presa Alacranes (Mamey), Corazón de Jesús y Lomas del Horizonte.

JUAN CHIVI DE LOS CAYOS (Vireo gundlachii orientalis). Endémico. Mide 14 centímetros. Aunque propio de la zona oriental de Cuba, se ha reportado para los cayos Santa María y Guillermo del archipiélago Sabana-Camagüey).

BIENTEVEO (Vireo altiloquus barbatulus). Residente de Verano. Mide 17 centímetros. “Bien-te-veo” es su canto. Nos visita en el verano para anidar. Este Vireo verde oliva (por arriba) con un tono blanquesino por debajo; ojos rojos con una ceja de plumas blancas, además de una línea negra en la barbilla; es un común visitante de las ciénagas de los Mogotes de Jumagua y toda la llanura norte hasta Isabela de Sagua. Se le puede encontrar además en Monte Uvero donde lo hemos observado por dos ocasiones.

VIREO DE OJO ROJO (Vireo olivaceus). Transeúnte. Mide 15 centímetros. Es de un color verde oliváceo como todos los de la familia y blanco ventralmente.Los destaca sus ojos rojos con una franja o ceja blanca y no tiene marca en su barbilla como el Bienteveo.. Muy parecido al Bienteveo pero más chico. Nos visita en el otoño todos los años en los Mogotes de Jumagua y cuenca del río Sagua La Grande.

Familia: Parulidae

Durante la migración de las aves en invierno una gran cantidad de bijiritas de diferentes especies arriban a las ciénagas, llanos y montes de los Mogotes de Jumagua, las cuales he estado obsevando irregularmente por más de una década sin atreverme a establecer definitivamente un patrón migratorio para cada especie. Lo cierto es que todas las especies mencionadas a continuación han arribado a este sitio varias veces en los años de observación, lo cual nos permite suponer que lo hacen cada año. Siendo muy difíciles de clasificar sin capturarlas hemos omitido 3 especies más que solo clasificamos hasta el nivel de género.

BIJIRITA GARGANTA AMARILLA (Dendroica dominica dominica). Residente de Invierno. Mide 13 centímetros. Es de las primeras bijiritas en llegar a Sagua La Grande. Su color es gris por su arriba con amarillo hacia blanco por debajo; el cráneo oscuro y oido con parche negro; su cuello es amarillo. Mogotes de Jumagua.

BIJIRITA MARIPOSA (Dendroica discolor discolor). Residente de Invierno. Mide 13 centímetros. Es de las primeras bijiritas emigrantes que arriban al Territorio de Sabaneque. Es de color verde oliva por arriba y amarilla por debajo con algunas manchitas negras por debajo del ala y casañas por el lomo. Tiene una franjita negra por debajo del ojo. Mogotes de Jumagua y río Sagua La Grande.

BIJIRITA TREPADORA (Mniotilda varia). Residente de Invierno. Mide 13 centímetros. Tiene un cuerpo camuflado de plumitas negras y blancas interpuestas que la hacen rapidamente reconocible sobre las demás bijiritas. Mogotes de Jumagua.

BIJIRITA CHICA (Parula americana). Residente de Invierno. Mide 11 centímetros. Color gris azulado por arriba y amarillo por debajo. Está en los inviernos de los Mogotes de Jumagua en las mismas lomas, así como en las lomas del Mamey y río Sagua La Grande.

BIJIRITA COMUN (Dendroica palmarum palmarum). Residente de Invierno. Mide 13 centímetros. Color pardo grisáceo por arriba y blaca po debajo con tonos amarillentos. La encontramos en los Mogotes de Jumagua, potreros de la carretera del desvío, Presa Alacranes, llanuras del Purio, Corral de Viana, Monte Corazón de Jesús, Malpaéz, Quemado, Rancho Veloz y Corralillo.

BIJIRITA ATIGRADA (Dendroica tigrina). Residente de Invierno. Mide 13 centímetros. Color verde grisáceo por arriba y amarillo por debajo con manchitas negras por ambos lados; el cráneo tiene una capucha y un parcho castaño entre el ojo y el oido; cuello y pecho amaillo. Mogotes de Jumagua, San Diego del Valle y El Purio.

BIJIRITA AZUL DE GARGANTA NEGRA (Dendroica caerulescens caerulescens). Residente. Mide 13 centímetros. Es la más fácil de distinguir por su contraste entre las partes superiores a inferiores ya que tiene un color azul oscuro por arriba y banco por debajo; un gran parche negro cubre su cara y cuello. Vive en los bosques que rodean a los Mogotes de Jumagua.

BIJIRITA MAGNOLIA (Dendroica magnolia). Residente de Invierno. Mide 13 centímetros. Color oliva grisáseo por arriba y amarillo con manchitas negras por ambos lados,cabeza gris; un parcho negro entre el ojo y el oído, y una cejilla blanca; cuello y pecho amarillo. Mogotes de Jumagua.

BIJIRITA DE TENNESEE (Vermivora peregrina). Residente de Invierno. Mide 12 centímetros. Es de color verde oliva por encima y blanco amarillento por debajo; su parche detrás del ojo también es olivado. Mogotes de Jumagua.

BIJIRITA CORONADA (Dendroica coronata coronata) .Residente de Invierno. Mide 14 centímetros. Color marrón grisáseo por arriba y blanco por debajo; el cráneo tiene un parche amarillo y en el oido uno negro; su cuello es blanco. Mogotes de Jumagua y arboledas del río Sagua La Grande.


CANARIO DE MANGLAR (Dendroica petechia). Residente. Mide 13 centímetros. Es la “Bijirita Amarilla”. Lo vimos por primera vez durante la exploración mineralógica (Movimiento de la Minería) hacia la desembocadura del río Sagua La Grande en 1973, aunque ya teníamos reportes desde antes de que este bello pajarito amarillo anidaba en los manglares desde Uvero hasta Carahatas. Un año después lo volvimos a ver hacia los canalizos y en el Monte Uvero a la entrada de la playa.

PECHERO (Teretistris fornsi). Endémico. Mide 13 centímetros. Es un pajarito gris con la parte inferior amarilla. Al parecer se ha asentado en los Mogotes de Jumagua desde principios de esta década ya que antes no lo habíamos observado aquí. Abunda más hacia el Este de Sabaneque que hacia la región occidental, aunque en ocasiones se le ve hacia Rancho Veloz y Corralillo.También vive en algunos de nuestros cayos. Familia: Thraupidae

CABRERO (Spindalis zena pretrei). Endémico. Mide 18 centímetros. Otro hermoso pajarito endémico que albergan nuestros Mogotes de Jumagua y al cual identificamos en 1972 por indicaciones de campesinos y las descripciones de Don Juan Gundlach. Por arriba son de un color olivado y por debajo de color anaranjado que va aclarando hacia el vientre blanco. En su cabeza se destaca una franja negra a modo de antifaz bordeado por dos franjas blancas haciendo estas combinaciones que luzca un ave muy vistosa. Las alas oscuras tienen franjas blancas. Fuera de esta área no lo hemos localizado en otro punto de Sabaneque. Nuestro último reporte visual en Jumagua proviene del mes de Noviembre de 1981 mientras realizábamos las colectas de aguas del manto para el estudio de los Protozoos, en esta ocasión vimos 5 cabreros muy cerca de la salida norte de Cueva del Agua.

CARDENAL (Piranga rubra rubra). Transeúnte. Mide 19 centímetros. Nunca antes habíamos observado este hermoso pajaro rojo en nuestro territorio Sabaneque y mucho menos en nuestros Mogotes de Jumagua tan vigilados por nuestro equipo los 365 días del año, hasta que recientemente (Diciembre-1984) noslo informó uno de los guardabosques del área. Una colonia de ellos cubría los verdes helechos de la ciénaga y este evento no pudo ser fotografiado, para nuestro pesar, por no contar la ciudad de Sagua con un solo rollito fotográfico a color.

Familia: Icteridae

CHICHINGUACO (Quiscalus niger gundlachii). Endémico. Mide 28 centímetros. Completamente negro (con tonos violáceos) en contraste con sus ojos blancos. Es muy parecido al Totí, solo que mide 3centímetros más y la forma vertical de su cola también lo diferencia ya que el Totí exhibe una cola horizontal. Otro nombre que se le ha dado al Chichinguaco es el de “Hachuela” debido a que cuando vuela vemos como su cola se pocisiona de modo vertical con forma de “hachuela”. Sus hembras sí se parecen a los Totíes por sus colas horizontales.Lo encontramos en los mismos sitios del Totí.

TOTI (Dives atroviclaceus). Endémico. Tiene 25 centímetros de largo. Completamente negro (incluyendo los ojos). Uno de los amigos más comunes de nuestros campos, patios y parques sagüeros. No es necesario confeccionar su mapa de distibuición porque lo encontramos en todo el territorio Sabaneque. En los árboles del parque de la Libertad, en el Mausoleo, patio de los Jesuítas, Rincón Martiano, y muchos puntos más de la ciudad. Junto a él también vemos frecuentemente al Chichinguaco que se le parece mucho por su color negro pero unos 3 centímetros más grande y con ojos blancos a diferencia del totí que exhibe sus ojos oscuros y en el caso del Totí el pico es más corto y grueso; las hembras del Chichinhuaco sí se pueden confundir mucho con el Totí por su tamaño y por no exhibir su cola verticalmente. En las llanuras de Jumagua lo hemos observado frecuentemente incluso muy cerca de la propia Cueva del Agua; también lo hemos observado en Monte Uvero.

SOLIBIO (Icterus dominicensis melanopsis). Endémico. Mide 21 centímetros. Es de color negro como los 4 anteriores y se diferencia de ellos por los parches de color amarillo en sus alas y otras partes. Su distribución es muy amplia en el Territorio de Sabaneque, no existiendo un solo punto en donde no se le conosca y vea con frecuencencia. Vive en los Mogotes de Jumagua donde los colectamos en 1971 y en el río Sagua La Grande con misma fecha. Lo hemos visto con regularidad en manos de algunos muchachos cazadores del río.

MAYITO (Agelaius humeralis humeralis). Residente. Mide 20 centímetros. Es también del grupo de nuestros pajaritos negros solo que en este caso lo diferenciamos a primera vista del resto por sus dos parches carmelitosos en la parte superior de sus alas. Se le puede encontrar en toda la región sagüera y nuestra colecta inicial proviene del río Sagua La Grande en 1971 y luego otro ejemplar de los Mogotes de Jumagua en el mismo año. En los centros porcinos de la carretera del desvío se les ve mucho comiendo en las cochiqueras de los puercos. Cuba comparte esta especie con la Isla de Santo Domingo.

SABANERO (Sturnella magna hippocrepis). Endémico. Mide 23 centímetros. Su nombre se deriva de “habitante de las sabanas”. Lo hemos colectado en el río Sagua tanto al norte del puente “El Triunfo” como al sur del mismo. En Jumagua también vive, así como algunos reportes visuales que hemos hecho en Amaro, El Purio, Vega Alta, Jiquiabo, Quemado, Rancho Veloz y Motembo. Lo destaca su cabeza aplastada y figura voluminosa para su pequeño tamaño, así como su corta colita. Siempre anda por los suelos donde se confunde con el color tierra y apenas vuela torpemente pequeñas distancias; es un insectívoro importante en el control biológico de plagas.

Familia: Fringillidae

NEGRITO (Melophyrrha nigra nigra). Endémico. Mide unos 14.5 centímetros. Todos nuestros pajaritos negros se parecen para el novato en Ornitología, pero en este caso, a pesar de ser completamente negro como los anteriores, le podemos notar dos parchitos blancos en las alas que lo distinguen de los demás (aparte de ser el más pequeño). El negrito es un ave que podemos ver en muchas casas de Sagua ya que se le cría en jaulas donde muy bien se adapta y su canto es la delicia de sus dueños. De forma libre lo buscan mucho los cazadores hacia el triángulo que forma Quemado de Güines con Caguagua y la Presa Alacranes, aunque personalmente lo vemos a menudo en Mogotes de Jumagua y Mamey.

TOMEGUIN PRIETO (Tiaris bicolor). Residente. Mide 11 centímetros. Vive en Cayo Tío Pepe al norte de nuestra región.

TOMEGUIN DE LA TIERRA (Tiaris olivacea). Residente. Mide 12 centímetros. Son de color verde olivo en el dorso y grisáseo por debajo. En la ceja y debajo del pico tienen una mancha amarillo –naranja. Vive en Jumagua y otros terrenos de los alrededores como Viana, Sitio Grande, La Vieja, Mata, Malpáez y Monte Ramonal.

TOMEGUIN DEL PINAR (Tiaris canora). Endémico. Mide unos 8 centímetros. Es un poco más pequeño que el Tomeguín de la Tierra. Es de un color olviva y lo distinguen las plumas amarillas que le rodean su cara negra. El pecho es oscuro y el vientre claro. En Sagua muchos cazadores o silvestristas lo buscan hacia Quemado de Güines y en Los Pinos, Amaro ya que es una excelente mascota cantora de las jaulas que imita incluso sonidos que se le silban y excelente gladiador en el famoso certamen llamado “Pelea de Tomeguines”. Viven además en las ciénagas y Lomas del Mogote y en Monte Uvero, pero hasta en el mismo río Sagua (dentro de la ciudad) se les ve en ocasiones.

AZULEJO (Passerina cyanea). Residente de Invierno. Mide 14 centímetros. Es un bello pajarito de inconfundible color azul que todos diferenciamos del resto de la fauna ornitológica por su estricta coloración que solo se oscurece un poco en sus alas (la hembra tiene otra apariencia, dimorfismo). Son avistados entre la ornitofauna de las ciénagas de los Mogotes de Jumagua. En años anteriores se encontraba en los aromales de Armonía según me cuentan viejos silvestristas de Sagua; hoy están localizados hacia Monte Uvero y San Ramón.

MARIPOSA (Passerina ciris ciris). Residente de Invierno. Mide 13 centímetros. Cuando se dice “Mariposa” se piensa en el insecto lepidóptero de bellas alitas o en la flor nacional de Cuba, pero también en nuestro diccionario zoológico le llamamos así a un lindo pajarito residente en el invierno cubano que constituye un verdadero arcoiris de colores y el cual todos lo criadores quieren tener en sus jaulas. Lomo amarillo con alas verdes, cabeza azul con pecho rojo. También le dicen “Verdón”. Al igual que el azulejo se le ve en las arboledas que rodean la ciénaga de El Mogote, Granadillo, El Purio, Presa Alacranes, Amaro y El Dorado.

Familia: Ploceidae
GORRION (Passer domesticus domesticus). Introducido. Este es el más común de los gorriones y el cual lo encontramos en todas las urbanidades del Territorio Sabaneque, en estos momentos que escribo estas notas en mi casa (Gonzalo de Quesada # 48, entre Solís y Salvador Herrera, Sagua La Grande), me siento acompañado por el griterio de decenas de ellos en la canal que recorre todo el pasillo de la casa y donde están anidando sus crías de verano.. Son de color pardo y miden unos 15 centímetros de longitud. Tienen un gran poder de adaptación y se reproducen tres o más veces al año. Los he encontrado hasta en el propio cementerio de Sagua. Es una especie introducida en la Isla en 1865.
GORRION DE SABANA (Ammodramus sandwichensis savanna). Residente de Invierno. Mide 15 centímetros. Son de un color café por encima y blanco por debajo, muy parecido al gorrión común pero sin el cuello oscuro, ni la línea blanca en su ala. Tiene una cejilla amarillenta sobre el ojo. Vive en los Mogotes de Jumagua y llanuras circundantes. También se les ve por Cayo Esquivel, Cayo Cristo y Santa María.




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Extracto del libro de Pedro Suárez Tintín
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viernes, noviembre 21, 2008

Piciformes de Sagua La Grande

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(Pájaros Carpinteros)

Familia: Picidae


CARPINTERO CHURROSO (Colaptes fernandinae). Endémico. Mide 34 centímetros. Una hermosa mañana me sorprendió en la entrada de la ciénaga de El Mogote, Sagua La Grande, casi junto al trillo que bordea la loma Oeste, un Carpintero Churroso que se paseaba tranquilamente por el tronco de una palma caída en el suelo. Mucho sentimiento me daba disparar a este endémico nacional pero estas oportunidades no se repetían, por lo que apretando el gatillo pasó a ser el martir y protector de su grupo en nuestra colección para el futuro Museo de la Villa del Undoso. Son amarillentos y todo el cuerpo está camuflado de plumas con franjas negras. Tienen más hábitos terrestres que los demás carpinteros que siempre están sobre los árboles; a ese hábito de estar siempre en tierra se debe su nombre de “churroso” o de “aguas sucias”. Los carpinteros son muy importantes en nuestros bosques pues otros pájaros dependen de sus huecos para poner los huevos como es el caso del Tocoloro (nuestra ave nacional) que debido a lo débil de su pico no puede construir sus propios nidos.

CARPINTERO VERDE (Xiphidiopicus percussus). Endémico. Mide 25.5 centímetros. Lo mismo me ocurrió ese mismo año (1972) con el hermano del Churroso el Carpintero Verde, el cual capturé cuando correteaba por la rama de un frondoso árbol detrás de las lomas de El Mogote. Lo hemos observado en Horizonte. Se le distingue de los demás por su color verde, aunque otras bellas coloraciones adornan su cuerpo. Su pico es azuloso.

CARPINTERO ESCAPULARIO (Colaptes auratus chrysocaulosus). Endémico. Mide entre 32 centímetros. Muchos campesinos me han informado que aquí en El Mogote habita también el Carpintero Escapulario pero a este solo he podido verlo durante una de mis exploraciones en Malpáez, Horizonte y Sierra Morena. Son de un color pardo ceniza con puntos negros; se destaca su cabeza roja y debajo de las alas y de la cola presenta un color dorado. Su nombre se debe a una mancha oscura en el pecho que da la impresión de un escapulario.


CARPINTERO JABADO (Centurus superciliaris superciliaris). Endémico. Mide unos 30 centímetros. Este sí habita en El Mogote aunque no lo he podido colectar. Es muy común en toda la región y lo he visto hasta en el propio patio de la casa. Reportado en Quemado, Rancho Veloz y Corralillo. En su cuerpo se intercalan parchitos blanco y negros como en tablero de ajerdrez lo que le hace llamar “jabado”; su cabeza es roja.




CARPINTERO REAL (Campephilus principalis bairdii). Endémico. Otro carpintero que no me pareció ninguno de los anteriores lo observé por muy pocos segundos tanto en El Mogote como en El Mamey y hasta hoy me ha quedado la duda de haber visto a un Carpintero Real pero por la seriedad que requiere este catálogo ornitológico no incluyo este reporte en el mismo; algunos campesinos confirman mi descipción (1970-1985). Según claves, catálogos y boletines conseguidos en La Habana, solo se le reporta hacia Oriente, pero estamos “medio-seguros” de haber visto a este u otro emigrante que no conozcamos o se le parezca con su típica moña rojiza en dos ocaciones. La especie ya escasea en los montes cubanos pero acostumbrados a las sorpresas de los fascinantes Mogotes de Jumagua, a pesar de su reducida área, siempre esperamos cualquier cosa de ellos pues aquí tenemos un alto porciento de especies endémicas cubanas que en otros territorios boscosos mucho más extensos ya no viven. Los Mogotes de Jumagua son una especie de “Ngorongoro” cubano donde cualquier fenómeno puede ocurrir.

CARPINTERO DE PASO (Sphyrapicus varius varius). Residente de Invierno. Mide unos 20 centímetros. En su cuerpo predominan los colores negro y blanco, destacádose el rojo en su frente y cuello. Visita a Sabaneque durante el invierno. Se le vé indistintamente en Jumagua, Río Sagua desde 1980.


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jueves, noviembre 20, 2008

Coraciiformes de Sagua La Grande

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( Cartacuba, Martín Pescador)

Familia: Todidae


CARTACUBA (Todus multicolor). Endémico. Mide unos 10 centímetros. Un pequeño pero gracioso

pajarito que adorna los bosques de los Mogotes de Jumagua en Sagua La Grande lo es la "Cartacuba" a la cual también se le dice “Pedorrera” que junto con el Periquito o Catey lo venimos observando desde 1971 sin perderlos de vista pues mientras aquí abundan, ya escasean en otras áreas de Cuba, al igual que variadas especies de palomas como la Perdiz, Rabiche, Aliblanca y Torcaza cuyas poblaciones ya comienzan a declinar. En un ave insectívora con una cabeza grande en proporción a su cuerpecito pero de un atractivo color verde brillante, pecho blanco y un parchito rojizo en el cuello. Sus ojos son azules opacos. Tenemos la buena suerte de que este gracioso pajarito anida en los bosques de la ladera norte de los Mogotes de Jumagua. Cartacuba es su nombre aborígen.


Familia: Alcedinidae

MARTIN PESCADOR (Ceryle alcyon alcyon). Residente de Invierno. Mide 33 centímetros. Son unos graciosos pajaritos que parecen “despeinados” por sus crestas grisáceas irregulares y fuerte pico parecido al de los carpinteros. Su color general es al igual que la cresta de color grisáceo, siendo blanco por debajo con un collar café. Se pasan todo el tiempo buscando pecesillos en nuestra playa de Uvero e Isabela de Sagua. He disecado 4 ejemplares para el Museo del Mar de Caibarién (1984).


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http://sabaneque.tripod.com/aves4.html

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sábado, noviembre 15, 2008

Trogoniformes de Sagua La Grande

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(El Tocororo)
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Familia: Trogonidae
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TOCORORO (Priotelus temnurus). Endémico. Mide unos 27 centímetros. Otra de nuestras bellezas lo es el Tocoloro (o Tocororo) que adorna las ciénagas o pantanos del norte de Jumagua, Sagua La Grande,con sus exuberantes colores y atípica cola. Durante mis primeras observaciones nunca lo ví pero en 1973 tuve la dicha de admirar lo que posiblemente fuera una pareja, dándome esto la tranquilidad de que posiblemente “teníamos familias” criando en las ciénagas.
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A finales de 1973 ví varios más y desde entonces para acá se ha hecho frecuente verlos. Este endémico es el ave nacional de Cuba que aunque no en peligro de extinción, sí muestra una población decreciente en toda la Isla y ha encontrado en los Mogotes de Jumagua uno de sus últimos refugios al Norte de Las Villas.
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No lo he encontrado en otro sitio fuera de El Mogote, aunque lo ven frecuentemente en “Monte Ramonal” al Sur de Rancho Veloz (Ver: Monte Ramonal). Es un ave vistosa de color verde oscuro iridiscente y larga cola de diferentes colores y con puntas sobresalientes. Su pecho es blanco grisáseo y la parte ventral rojo bermellón. Su cráneo es azul violáceo con antifaz negro. Su canto parece decir: “to-co-ro-ro” , de ahí su nombre que con el tiempo se ha convertido en “Tocoloro” frase que también juega con sus múltiples y elegantes colores. Nuestros aborígenes le llamaban: “Guatini”.
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Caminando a través de los Mogotes de Jumagua: Tintín, Alberto e Ismael, durante el catálogo de la fauna.


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http://sabaneque.tripod.com/aves4.html
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viernes, noviembre 14, 2008

Strigiformes de Sagua La Grande

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(Lechuzas, Buhos, Siguapas, Cárabos, Cotuntos)


Familia: Tytonidae

LECHUZA COMUN (Tyto alba furcata). Residente. Mide 38 centímetros. Son de un color blanco amarillento. Colectadas en Mamey, Mogotes de Jumagua, Lomas del Purio, y Río Sagua. Reportes visuales en toda la región sagüera (Calabazar de Sagua, Isabela de Sagua, Sitiecito, Cifuentes, Quemado de Güines, Rancho Veloz, Corralillo, Motembo).

La lechuza Tito alba furcata es abundantísima en las cuevas de El Mogote (Jumagua) en las cuales pueden verse numerosos nidos en lo alto de los farallones, pero incluso en cuevas menos visitadas las he encontrado en farallones más bajos al alcance de la mano. Como esta especie regurgita los bolos alimenticios que no pueden digerir, nos resulta muy sencillo
rebuscar entre esa red de huesos y pelos para darnos cuenta de cual es la fauna que esta consume, siendo curioso señalar que, a pesar de encontrar restos de ratones en todos las egagrópilas de El Mogote, el corto radio de caza de cada una de ellas identifica muy claramente la cueva; por ejemplo en los nidos de Cueva del Murciélago y Cueva del Abono se ven porcientos mayores de golondrinas y murciélagos que en las de Cueva del Agua donde abunda la Rana Toro entre estos restos óseos de los nidos, y en las solapas y cuevillas de la ladera norte o Ciénaga vemos otras aves que no encontramos en los anteriores.

Recientemente (1974) identificamos restos de arrieros, negritos , y otras aves que abundan en esta ciénaga de la ladera norte, así como lo que me ha parecido alguna osamenta de lagartijas. En las cuevas de las laderas Sur también es mayor el porciento de restos de insectos (coleópteros) que los de la ladera norte lo cual nos indica un patron muy interesante en el comportamiento de nuestra lechuza jumaguense.

LA LECHUCITA “GASPAR”. Un ejemplo de adaptación y domesticidad lo experimentamos con un pequeño ejemplar de la especie Tyto alba furcata (Lechuza) el cual criamos casi desde su nacimiento cuando lo traímos de un nido en unas de la cuevas de El Mogote. Se adaptó perfectamente al improvisado nido comiendo todo tipo de alimento con la ayuda de una pinza. Durante su crecimiento mostró ser una excelente mascota siendo acariciada por los niños del barrio sin mostrar las más mínima agresividad. Gran parte del tiempo permanecía en mi hombro mientras yo escribía este libro o estudiaba. Gaspar, como le llamábamos fue siempre la mascota de mi pequeña hija Maritcita, siendo paseado en su cochecito de muñecas por las calles de Sagua sin que Gaspar ocasionase el más mínimo problema. Claro que la gente no podía creer que la niña paseara a su lechuza como si tratara de un gato.

La superstición tradicional ha discriminado a esta bella ave considerándola como “ave de mal agüero” (que anuncia o presagia desgracias) y solo su chillido nocturno al pasar sobre el tejado de una casa provoca la santiguación de todos los miembros los cuales pronuncian a la vez: “solavaya…a mi casa no vaya”, refiriéndose a la muerte u otra desgracia. Como resultado de esta superstición, la lechuza común es un ave rechazada por la sociedad. Aunque esta repulsa popular la beneficia en cierto modo al no ser cazada por “el temor a las desgracias” por otra parte le perjudica la poca atención o interés hacia su protección natural, brindándose prioridad a especies más atractivas .

Es una curiosidad señalar que una gran lechuza volaba muchas noches sobre nuestra casa y se posaba en el tejado dando largos gritos que para los vecinos resultaban espeluznantes. He llegado a pensar que se trataba de la madre de Gaspar que sospechaba su presencia en mi casa y le traía bocados que yo encontraba al día siguiente, pero ¿desde El Mogote hasta mi casa le pudo seguir el rastro?. Gaspar, nuestra lechucita, creció y voló de ida y vueltas en muchas ocasiones, pero hace solamente unos meses se alejó para siempre hacia su verdadero medio ambiente, no pierdo las esperanzas de encontrármela algún día por Jumagua y volverle a entregar un amistoso bocado en su pico.


CARABO (Asio flammeus flammeus). Residente. Mide 38 centímetros. Es muy parecida a Tyto alba en tamaño y forma pero más oscura con ojos y pico más concentrados. En nuestra región la lechuza “Cárabo” es menos abundante que la lechuza común Tyto alba en una relación de 10 a 1, pero aunque en pocas cantidades a veces la vemos por El Mogote y otros montes de la región. En 1973 la observamos en Corazón de Jesús.(Ver: Capítulo)

Familia: Strigidae

SIGUAPA (Asio stygius siguapa). Endémico. Mide 43 centímetros. Mantiene aún el nombre que le dieron nuestros indios. No es muy común ver a una Siguapa y solo los que estamos en el monte al acecho con prismáticos hemos tenido esta dicha de verla en varias ocasiones, claro que los campesinos sí la ven “y sienten” con más regularidad y la consideran un ave de mal agüero; algunos le dicen “Buho” para diferenciarla de la Lechuza, pues esta es de un pardo muy oscuro y la caracterizan “dos penachos de plumas” sobre la cabeza que dan la idea de un par de orejas grandes. La hemos visto en el camino que bordea a los Mogotes por el lado norte en varias ocasiones, también en nuestros campamentos en las lomas del Mamey y en algunas exploraciones por diferentes campos de Encrucijada, Mata y San Diego del Valle. En los Mogotes de Jumagua existe la leyenda de una “Siguapa Gigante” (Ver: “Mitos y Leyendas del Mogote”).

SIJU PLATANERO (Glaucidium siju). Endémico. Mide 18.5 centímetros. Es la Lechuza más pequeña de las Antillas (18 centímetros) llamada así por frecuentar los platanales, “no por comer plátanos”, pues su alimento consiste en insectos y lagartijas. En ocasiones se ve alguna en nuestros patios de Sagua y son communes (pero no abundantes) en los bosques de El Mogote, Mamey y río Sagua La Grande. Su color general es pardo oscuro con ojos amarillos. En mi colección tengo un ejemplar disecado que me fue donado recientemente por un muchacho del barrio el cual cazó en el río. Lo hemos observado además en El Purio (1973) y Lomas del Horizonte (1974). Se caracteriza por girar su cabeza completamente mostrando hacia el frente las dos manchas de su nuca que dan la impesión de ojos. Son diurnos y nocturnos. Los aborígenes le decían “Sijú Cuyaya”.

SIJU COTUNTO (Gymnoglaux lawrencii). Endémico. Mide 21.5 centímetros de longitud, siendo un poco mayor que el Platanero (que mide solo 18 cms). Su color general es pardo oscuro con ojos oscuros. Lo hemos encontrado en el interior de las cuevas del Mogote en varias ocasiones y por lo tanto lo hemos incorporado al catálogo bioespeleológico de la región. Nunca habíamos intentado capturarlo hasta que recientemente (1982) nos donaron un ejemplar proveniente de El Mogote. Los aborígenes le llamaban “Sijú Cucuba”.

Cueva del Campamento, antesala de la Cueva del Laguito donde colectamos la primera lechuza de los Mogotes de Jumagua.




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jueves, noviembre 13, 2008

Apodiformes de Sagua La Grande

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(Zuzún, Zunzuncitos, Colibríes, Vencejos)

Familia: Apodidae
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VENCEJO DE PALMA (Tachornis phoenicobia iradii). Endémico. Mide 11 centímetros. Existe una comunidad muy visible de vencejos en gran palmar que crece al Oeste de los Mogotes de Jumagua; se les confunde mucho con golondrinas pero son bastante diferenciables, incluso los he visto entrar y salir de Cueva del Agua y confundirse con las Golondrinas de Cueva; son de un color verde muy oscuro pero tanto en el cuello como en la zona ventral predominan las plumas blancas que lo hacen identificable en pleno vuelo; sus alas son más alargadas y estrechas con relación al cuerpo que en el caso de las golondrinas de cueva. Son los más pequeños de los vencejos que residen en Cuba. Hacia Caguaguas y Quemado también se ven muchos vencejos.
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Familia: Trochilidae

ZUNZUN (Chlorostilbon ricordii ricordii). Endémico. Mide unos 10 centímetros. Es un visitante constante de nuestros patios en Sagua donde logré capturar uno para luego sortarlo, pero nuestros reportes visuales originales son de la parte norte de los Mogotes de Jumagua donde en 1971 vimos a muchos libando en las flores de este fantástico microbosque y lo hemos seguido observando en la zona así como en otros campamentos del Purio, Mata, Mamey, Malpáez, Corazón de Jesús, Dique del río Sagua, Horizonte, Flor de Cuba, San Diego, etc. Son de color verde metálico y por debajo de un blanco grisáceo, con su característico largo pico negro.
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ZUNZUN DE PASO (Archilochus colubris). Visitante de Invierno. Mide 10 centímetros. Es muy parecido al nuestro con un color verde metálico, pero con la garganta roja, de ahí que también le digan “Colibrí Garganta Rubí”. También su pecho y vientre son blancos a diferencia del Zunzún Cubano que completamente verde. Este pequeño pajarito vuela cientos de kilómetros en invierno desde Misisipi, y a su ruta hacia el sur, pasa por nuestro corredor de Sabaneque donde lo vemos en ocasiones a lo largo del meridiano 80º, en Sagua, Sitiecito, Sitio Grande, Cifuentes, San Diego y otros pueblos más al sur.
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miércoles, noviembre 12, 2008

Los Roedores de Sagua La Grande

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Orden: Rodentia
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Las Ratas

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En ocasiones solemos encontrar cráneos de murciélagos y ratas juntos así como de la jutía extinguida Heteropsomys torrei. A continuación una comparación que nos enseñó Don Oscar Arredondo:
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Familia: Muridae

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Frecuentemente veíamos ratas y ratones en nuestros campamentos en el interior de las cuevas de sabaneque, aunque no habíamos capturado ninguna hasta Agosto de 1981 con una simple trampa casera, las colectas anteriores todas provenían de la misma ciudad de Sagua durante el inicio de nuestro catálogo en 1971. En cierta ocasión, encontrándonos descansando en el campamento de Cueva del Murciélago, vimos una “rata” cuyas caracteríticas nos puso en duda por largo tiempo ya que se nos asemejaba mucho a una jutía pequeña; ¿Un fósil viviente?...pensamos. ¡ O una rata gigante !.
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Ratón Negro (Rattus rattus)

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En cuanto a esta familia he visto solamente a la Rata Negra (Rattus rattus) en los Mogotes de Jumagua pero no hay por qué dudar de que existan otras ya que en los caseríos cercanos y en la propia Sagua viven todas las especies conocidas.
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Raton Alejandrina
(Rattus rattus alexandrina)
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Esta especie tiene el mismo tamaño que la negra y es casi idéntica a la misma, solo que esta última es de un gris oscuro y la alejandrina es de un gris carmelitoso .
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Rata Parda (Rattus norvegicus)


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Esta rata es más abundante en la ciudad y es mayor que las dos anteriores. Se le puede identificar por su color pardo y además por lo corta que es su cola con relación al cuerpo. Popularmente llamamos “Rata” a esta especie y “Ratones” a los dos anteriores anque los tres son Rattus.
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Guayabito (Mus musculus brevirostris)
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Este es el roedor que menos descripción necesita pues es casi una mascota más (aunque obligatoria) de nuestro hogar y de todos muy conocido. El guayabito abunda en todo el territorio Sabaneque lo mismo en campo que en ciudad. No obstante siendo obligación colectarlo para nuestro catálogo lo tenemos registrado desde 1971 entre nuestras primeras colectas.

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COLECTAS DE MURIDOS DE SABANEQUE
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Rata Parda o de Noruega (Rattus norvegicus). Col: PS / Ciudad de Sagua La Grande 1971.
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Rata Negra o Común (Rattus ratus rattus). Col: PS / Sagua-1971 / Cueva del Murciélago 1981.
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Rata Alejandrina (Rattus rattus alexandrinus. Col: PS / Sagua-1971
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Guayabito (Mus musculus). Col: PS / Sagua-1971
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LA PRIMERA JUTIA CONGA
PARA LA CIENCIA LOCAL
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Aunque la jutía es un animal que vive en nuestros mogotes desde fechas lejanas, espeleológicamente no estaba registrada. Vimos la primera jutía conga cuando entrábamos a la cueva de la primera loma, junto al molino de viento por la parte de Jumagua. En el año 1972, cuando aún no conocíamos esta cueva, Machy, Charles y yo desde hacía tiempo estábamos acostumbrados a ver sus huellas de excrementos en todas las lomas por donde quiera que ascendíamos abundaban sus rastros y ocasionalmente nos tropezábamos con una trampa de madera. Nos habían comentado los guajiros sobre “la tremenda abundancia de jutías que tenían estos mogotes”, pero hasta el momento no habíamos visto alguna.
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Aquella mañana de verano habíamos dedicado las primeras horas del día a registrar “la Loma del Molino”, como llamábamos al primer mogote del Este de la cadena, al pie de la cual se alza el antiguo molino de agua salobre. Se nos había indicado esta posición para una cueva, pero trabajo nos costó hallarla debido a que sus dos pequeños boquetes de entrada estaban densamente taponados por ramas, bejucos y tablas. Por fín eliminado este sello de entrada, pudimos admirar otra hermosa cueva muy poco explorada de los Mogotes de Jumagua. Por sus características comprendí que se trataba de la que me había descrito mi abuelo Don Ciriaco Rojo en donde él hacía sus cacerías de majáes en las primeras décadas del siglo para luego vender la manteca a la Botica de Don Felipe Esparza entre otras. Ciriaco, nieto de Julio Rojo (dueño de algunos ingenios como “Guadalupe” en la época colonial) se hizo famoso a principios del siglo entre la población sagüera por sus extravagancias con el majá de Santa María por las calles de La Villa, según me han contado sus propios conocido de la época. Tengo varias anécdotas de Ciriaco capturando los oficidios de esta cueva completamente borracho (para no sentir las mordidas…decía) que les contaré en la sección de Leyendas.
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Mientras caminaba por el interior del largo túnel de entrada, menos dudas tenía de que me encontraba en la legendaria cueva de Ciriaco, al parecer había sido muy poco visitada pues no se veían letreros en sus paredes y sus hermosas formaciones secundarias estaban intactas sin las huellas del vandalismo humano tan común en el resto de los Mogotes. Nos llamó la atención un hermoso gour de goteo rebosante de agua cristalina como si fuera un bebedero natural,…


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RARO COMPORTAMIENTO
DE LANZARSE AL VACIO
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Y de pronto, muy cerca de el gour, al girar nuestras linternas, descubrimos tres rechonchas jutías que muy quietas como estátuas miraban encandiladas por las luz, su estado hipnótico era tal que llegué a acercar la linterna a solo unos pocos milímetros del hocico de la mayor, por lo que aprovechando esta ventaja, decidimos que deberíamos capturarla para nuestra colección museológica, pero en nuestra inexperiencia y debido a lo imprevisto del caso, las tres salieron huyendo cuando Machy le asestó un golpe a la mayor y para asombro nuestro se lanzaron por el precipicio o furnia de gran profundidad en caída libre para golpear fuertemente su fondo lo cual nos dió a entender que se habían desnucado o al menos herido gravemente por tan brutal caída.
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Con pesar por esta acción decidí bajar al precipicio (furnia) para evaluar los efectos de este “suicidio” y con la ayuda de una soga logré descender hasta el fondo. Fue otra sorpresa más el comprobar que las jutías no estaban allí y sus huellas en el guano de murciélago sugerían que “vivitas y coleando” habían escapado hacia los recovecos de la cueva, solo una, nuestra víctima, había perecido. Debo agregar que para un naturalista la colecta de vertebrados es algo difícil, no nos mueve el mismo sentimiento del cazador pero siempre he dicho que sacrificando un ejemplar (solo uno) de muestra, ayudamos a la preservación de sus congéneres mediante la exhibición taxidérmica y educación pública. Este ejemplar disecado ha ayudado mucho al entendimiento del profano en cuanto a la necesidad de conservación de este valioso mamífero de la fauna de Sabaneque, y así aspiramos a que sea en nuestro soñado Museo de Ciencias Naturales de Sagua La Grande (1985).
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En posteriores viajes pude constatar la gran cantidad de jutías que se refugia en esta cueva, lo cual nos indica que el ambiente ha cambiado mucho desde la época de Ciriaco Rojo en que este era un verdadero reducto de Boas. Ahora debido a la abundancia de jutías decidí nombrarla como: “Cueva de la Jutía” y dos años después (1974) realicé su cartografía por primera vez con ese nombre (por derecho cartográfico). La cueva de Ciriaco había dejado de permanecer oculta en la montaña para la espeleología científica, pero teniendo en cuenta su virginidad tan frágil, decidimos tapiarla de nuevo como hacía el viejo cazador para que “no le robaran sus majáes” sólo que en esta ocasión para que “no nos robaran las jutías” y poder conservar además las bellezas naturales que con gran paciencia, gota a gota, ha esculpido la madre Natura.
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Nota: En posteriores viajes observamos como las jutías al ser sorprendidas se volvían a lanzar por la furnia como cascada viviente y esto nos ha llevado a destacarlo como una nota etológica de importancia jamás observada hasta el momento en el comportamiento de masas. La gran cantidad de guano de murciélago acumulado por tantos años les sirve de corchón amortiguador en tan brutal caída. Ningún otro estudio cubano o internacional ha registrado esta conducta hasta el momento (1985).

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A modo de informe bioespeleológico podemos reportar a la Jutía Conga habitando ocasionalmente en el resto de las cuevas del Mogote, pero estas observaciones han sido solamente en las entradas de las mismas y no como en Cueva de la Jutía donde existe el curioso fenómeno comentado anteriormente de que estas se amontonan en el largo pasillo superior y a la menor alarma todas se lanzan al profundo precipicio por donde tienen escape al exterior (en último caso) por decenas de galerías; si no existiera molestia humana vivirían todo el tiempo en la caverna. Estamos por tanto ante la presencia de una cueva “perfectamente diseñada como nido de jutías”.

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Algunos años después de visitar con frecuencia esta cueva, encontré un letrero borroso en una de las paredes que con una flecha indicando hacia el precipicio decía lo siguiente: “Ciriaco Rojo 1928”. Con emoción reafirme que esta era su cueva. Mi padre, que ecasiones fue con él a dicha cueva, me afirma (según la descripción que le dí) que esa misma era la “cueva de los majases de Ciriaco” y me dice además que busque bien por que allí se le perdió una gorrita de “Almendares” en los últimos viajes que hizo con mi abuelo.


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“Cueva de los Majases”, “Cueva de Ciriaco”, o “Cueva de la Jutía”, tres nombres para escoger en las legendarias Lomas del Mogote, tres épocas cuyos nombre muestran claramente su historia: “Ya los majases no tienen cueva Ciriaco Rojo se las tapó”, cantábamos sus familiares y espeleólogos amigos poco antes de su muerte. Ninguno hemos estado de acuerdo con estas cacerías indiscriminadas, pero entendemos que cada época tiene su lógica y todo es cuestión de relatividad. “Entren señoras jutías que ya no hay peligro”- le decíamos y él reía- “Ciriaco las libró de los majases”.

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Para evitar conflicto de nombres, mis colegas y yo, hemos optado por nombrar al precipicio como: “Furnia de Ciriaco Rojo” (lo cual simplifican algunos como precipicio Rojo). El gran salón inferior lo denominamos; “Salón de los majaes” (o majases, como le guste al visitante).


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La Cueva de la Jutia (o de las Jutías) debe ser conservada para el disfrute de las nuevas generaciones por su belleza espeleológica y por constituir un biotopo tan interesante. En el celo de los jóvenes espeleólogos descansará nuestro legado.

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LA CUEVA DE LA JUTIA PUDO SER
UNA “CUEVA DE CALOR”
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La abundancia de boas en la época de Ciriaco puede indicarnos que estos tenían como fuente de alimentación a una gran colonia de murciélagos (como sucede en la Cueva del Calor) y cuya población fue decreciendo con el tiempo hasta quedar la cueva infestada de “hambrientos majases” y frescas temperaturas muy agradables debido a la ausencia de los quirópteros, como afirmaba Don Ciriaco. La posible presencia de murciélagos en el pasado es confirmada por los grandes colchones de guano o murcielaguina que inundan los pisos de esta caverna. Al ser estos barridos por los cazadores, la cueva se volvió a inundar de mamíferos como es el caso actual de las jutías y de algunos murciélagos que ahora comienzan a retornar y a calentar la misma. Pienso que el ciclo continuará y que en un futuro próximo, cuando vuelva a ser una “cueva de calor” comenzarán a arribar de nuevo los majaes atraídos por esta abundante proteína. Con la ventaja de que en esta otra oportunidad no habrán cazadores humanos como en los viejos tiempos… pienso yo. Las “cuevas de calor” son verdaderas fábricas de proteína para beneficio de toda la fauna local.


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Nota: Ver “Cueva del Calor” para completar la tesis de cuevas de majaes y cuevas de mamíferos.

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LAS JUTIAS DE SAGUA LA GRANDE
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Jutía Conga
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Dentro del subgénero Capromys encontramos a nuestra Jutía Conga cuyo nombre científico es Capromys pilorides pilorides extendida a todas las lomas del Mogote, Malpáez, Mamey, Corazón de Jesús, Lomas del Horizonte y El Purio, siendo Cueva de la Jutía un caso record en toda la región. Se me ha dicho que aquí vive la Jutía Carabalí (Capromys prehensilis) pero nunca la he visto en el área. La Jutía Conga, a diferencia de la Carabalí, vive en las cuevas mientras que la otra prefiere los árboles. La Conga es mayor y además se reconoce por su forma más rechoncha, rabo más corto y escaso pelo. Adaptada perfectamente a la infinita red de túneles de estas montañas calizas vive entre la luz y la oscuridad alimentádose de raices, bejucos y hojas. Es el mayor mamífero propio de la Isla de Cuba que tenemos en los Mogotes de Jumagua y por tanto debemos protegerlo para las generaciones posteriores.
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Jutía Carabalí

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La Carabalí la hemos observado en otras áreas de Sabaneque, pero como hemos dicho, no en los mogotes. Durante nuestas exploraciones de El Purio pudimos disfrutarlas en varias ocasiones, siendo esta especie más pequeña, su larga cola es del tamaño de su cuerpo usándola como los primates para sugetarse de las ramas de los árboles (prensil). Nunca frecuenta las cuevas como en el caso de la Conga ya que es una especie arborícola, por lo que su habitad es de bosque. Algunos campesinos me han dicho que las han visto en la parte norte del Mogote, y nosotros en safari por el borde de la ciénaga a altas horas de la noche nos ha parecido ver sus brillantes ojillos en lo alto de los árboles pero sin ninguna prueba convincente. En otros lugares de Cuba la llaman Jutía Mona debido a sus acrobacias arborícolas….
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Jutía Andaraz

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Ahora bien, entre los relatos de los campesinos de El Mogote se me ha dicho que en ocasiones ellos han capturado a la Carabalí por la cola y esta se le ha desprendido (hecho no demostrado por la ciencia), pero curiosamente esa misma leyenda existe para otra jutía cubana ya casi extinguida que es la Jutía Andaraz, la cual según la tradición “a esta se le desprende la cola como a una lagartija”.
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Jutía Rata

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Los pescadores de Isabela también me han hablado de otra especie distinta y mucho más pequeña las cuales han visto en el Mangle Rojo de nuestros cayos y no me cabe duda que se refieren a la Jutía Rata (Capromys (Mesocapromis) auritus) cuya colonia de Cayo Fragoso es bien conocida. La Jutía Rata constituye uno de nuestros endémicos locales más interesantes, es una de las 8 especies de jutías existente en Cuba; pero esta habita solo en los manglares de los canalizos de Cayo Fragoso, y se alimenta de los brotes jóvenes de mangle, en las raíces de los cuales también construye el refugio; fue descrita por Luis Varona, en el año 1970.
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Jutía Geocapromys (Extinguida)

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También tenemos en nuestros Mogotes y territorio de Sabaneque a otra jutía que ya no vive entre nosotros pues al parecer se extinguió hace solo pocos siglos, pero que es muy común en nuestras excavaciones arqueológicas y paleontológicas. Se trata de la especie Capromys (geocapromys) colombianus. Durante la exploración espeleológica de El Purio en 1973 la encontré en una escavación (paleontológica ) como un simple esqueleto fallecido aleatoriamente en el lugar, pero luego en excavaciones arqueológicas ha aparecido como parte de abundante dieta de nuestros aborígenes cubanos lo cual muestra su abundancia por aquellos tiempos. Era un ejemplar mayor que la Jutía Conga y quizás de ahí provenga su atracción por los indios de la zona y hasta su posible extinción por exceso de caza.
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Heteropsomys torrei (Extinguida)

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La encontramos mucho en las excavaciones tanto arqueológicas como paleontológicas. Se extinguió hace muchos siglos pero sus esqueletos pueden encontrarse intactos sin ninguna fosilización o fusión con las rocas.

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http://sabaneque.tripod.com/
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lunes, noviembre 10, 2008

Redescubrimiento de la Palmita de Jumagua

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EL REDESCUBRIMIENTO DE LA HEMITHRINAX EKMANIANA
(Nuestro Símbolo Vegetal)
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La palmita endémica de Sagua La Grande estuvo oculta por muchas décadas hasta que el Grupo Espeleológico Sabaneque la relocalizó en 1976 y la propuso como: "Símbolo Vegetal de Sagua La Grande". Historia del descubrimiento.
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Entre las leyendas y tradiciones locales existía en la Villa del Undoso una anécdota que hablaba de una extraña palma que crecía solamente en los tupidos bosques del Mogote. En conversaciones con campesinos
de la región me aseguraban conocer tal tradición oral pero visualmente, no conocían dicha planta. En cierta ocasión incluso un guía nos condujo hasta el cenagal norte para indicarnos una palma barrigona la cual aseguraba ser la de la leyenda.
No fue hasta el año 1976 que pude despejar tal nebulosa cuando encontrándome en la Universidad de la Habana un colega botánico me remitió a un viejo tratado de Botánica donde se describía a la “Palmita de Jumagua” como un raro ejemplar único no solo en Cuba, sino en todo el mundo. Esa curiosa planta cuyo nombre científico era Hemithrinax ekmaniana había sido reportada mucho tiempo atrás y olvidada por los años continuó creciendo en los altos farallones calizos, invisible a la vista del profanador.

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Anotando cuidadosamente todas sus características fenotípicas le envié una carta a mi colega Carlos Huerres (Charles) en Sagua para que urgentemente organizara una expedición la cual propuse se llamara “Operación Hemitrinax”. Yo no podría participar por encontrarme en exámenes en la Facultad de Biología, pero confiaba esta tarea a mis colegas exploradores de Sagua con cierta nostalgia de no encontrarme presente en tal expedición.
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Charles no me falló. Tan pronto recibió mi pedido organizó una expedición con los colegas Alfredo Pérez y Guillermo Morales y a los pocos días recibía una carta donde se me informaba de los resultados positivos de la exploración. Se había relocalizado tan preciado tesoro botánico (orgullo de los sagüeros actualmente).
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La Hemithrinax (Thrinax) al parecer está perfectamente adaptada a este, casi inaccesible medio. Se las puede ver brotar en las más minúsculas e incómodas hoquedades de la roca de los elevados mogotes. Llegar junto a una de ellas resulta casi imposible, hecho que quizás haya constribuído a su preservación.

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Hasta Agosto de 1978 contabilicé más de 100 ejemplares entre los mogotes 2do., 3ro. y 4to. (de Oeste a Este) únicas lomas donde curiosamente crecen estas graciosas palmitas. En el resto de las lomas caprichosamente ¡ no desean vivir!. Algunas semillas que sembramos lograron una germinación, que aunque mala, nos abre las esperanzas de poder obtener ejemplares de nuestra palmita sagüera en vivero y así asegurar el futuro de este valioso ejemplar de la flora cubana. Nuestros descendientes merecen (y exigen) una cuidadosa labor conservacionista de nuestra parte y es nuestra obligación entregarles tan bello legado.
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PROPOSICION DE LA PALMITA DE JUMAGUA
COMO NUESTRO SIMBOLO VEGETAL
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Día 22 de Agosto de 1977. He planteado a mis amigos espeleológos Alfredo, Gustavo, Guillermo y Charles que entre todas las plantas endémicas que nos rodean la Palmita de Jumagua
es la más típica, la más graciosa, y la más misteriosa que hemos encontrado en la Región. Ha sido un milagro fascinante que esta pequeña población atada misteriosamente a las primeras lomas del Este, haya podido sobrevivir hasta nuestros días en un área tan reducida para así adornar a las lomas gemelas que aparecen en el Escudo Sagüero con un maquillaje irrepetible en cualquier otro rincón de nuestro planeta. Las palmitas son tan jumagüenses que no se les ha podido sembrar en jardín extraño, ellas se niegan, aunque no descartamos futuras técnicas que lo logren. Por tal razón debemos insistir a todo sagüero en que les considere como nuestro “Símbolo Vegetal” ; las Hemithrinax (Thrinax) están “diseñadas”, incluso, como “un perfecto logo” , un sello ideal para cualquier impresión; son la rúbrica natural que nos envió la providencia para iconizar el mundo vegetal que nos rodea.
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En la foto superior: El autor sobre las primeras lomas de la cadena de mogotes, inspeccionando la colonia de Hemithrinax y otras plantas vecinas.
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INCENDIOS FORESTALES
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En solo tres años (a raiz de este estudio) ocurrieron muchos incendios forestales en las lomas del Mogote; en uno de estos tuvimos que que pedir auxilio a los
bomberos de Sagua y aún con esta ayuda, la primera loma, o Loma del Molino ( de Este a Oeste), quedó completamente desolada por las llamas y mucho tememos por su recuperación total ya que estos ecosistemas reducidos y especializados son extremadamente delicados. Enorme sufrimiento, frustación e impotencia nos producía presenciar aquella enorme montaña boscosa desaparecer por minutos; tantos años explorándola y estudiándola palmo a palmo para que al final derivara en una masa desnuda de rocas calizas. Por suerte la dirección del viento no permitió que las llamas se extendieran por toda la cordillera afectando al resto de las lomas, ¡ el único pedazo de Sagua primitiva, original que nos queda!; un maravilloso laboratorio natural a las puertas de la Villa. ¿ Qué dirán nuestros descendientes de nuestro trabajo?
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Por el momento, la promesa de continuar en la lucha de la ideas extendiendo el mensaje proteccionista por todas las calles de Sagua para que el Mogote nunca muera.
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Que así quede escrito. ¡ La Hemitrinax sobrevivirá !.


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